"Me trasplantaron el 19 de diciembre de 2019. Esa Navidad fue la mejor y la peor festividad que he vivido.

Lo mejor, porque recibí el regalo más maravilloso imaginable, una segunda oportunidad en la vida. Lo peor en muchos sentidos, porque lo pasé en el hospital, y el día de Navidad fue cuando comencé a experimentar algunos de los peores efectos secundarios de la alta dosis de quimioterapia.  

Un perfecto extraño nos dio a mí, a mi familia y a mis amigos el regalo más perfecto. Lo que me ayudó a perderme la Navidad en casa con mi familia fue saber que este regalo me daría más días festivos para pasar con mis seres queridos. Mi madre y algunos amigos decoraron mi habitación del hospital con luces navideñas, calcomanías y tarjetas para que se sintiera más como Navidad. Por la noche, cuando el sueño era más difícil, las luces y las decoraciones hacían que la fría habitación del hospital se sintiera cálida y festiva. Ayudó a aliviar el dolor físico y emocional que acompaña a un trasplante de células madre y la separación de familiares y amigos durante las fiestas.

Para cualquiera que esté pasando la Navidad lejos de familiares y amigos debido a tratamientos contra el cáncer o un trasplante, trate de enfocarse en lo positivo. Puede ser difícil de ver, pero le aseguro que es así. El dolor y el aislamiento son solo temporales. A cualquier persona que tenga familiares o amigos que estén pasando por un tratamiento o trasplante durante las festividades, hágales saber que está pensando en ellos y que los extraña. Pequeñas cosas como enviarles una tarjeta, una visita breve (si está permitida) o algunas decoraciones en su habitación pueden marcar la diferencia. 

Terminaré con lo agradecida que estoy con mi donante, las enfermeras, los médicos y los coordinadores de trasplantes. ¡Estoy viva gracias a ustedes! Creo que amo la Navidad más que nunca, incluso mas que todas las otras tradiciones familiares. Ustedes hicieron la diferencia.

¡Gracias!"