El 1 de diciembre de 2016, a Stan, mi esposo de 60 años de edad y aspecto saludable, le diagnosticaron leucemia mieloide aguda (LMA). 
Le dijeron que no solo necesitaba una quimioterapia intensa para evitar que el cáncer se extendiera como un reguero de pólvora, sino que también necesitaba un trasplante de células madre para sobrevivir.
Los siguientes siete meses estuvieron llenos de quimioterapia. Las primeras rondas fueron tan intensas que necesitó estar hospitalizado 55 días. Logró la remisión por un corto período de tiempo, pero el cáncer regresó. Luego recibió un tipo diferente de quimioterapia ambulatoria durante tres meses que, lamentablemente, no funcionó.
Nos enteramos de un ensayo clínico en el MD Anderson Cancer Center en Houston, Texas, que se centraba en una mutación genética específica que está presente en menos del 20 % de los pacientes con LMA. Nos dijeron que sería la mejor oportunidad de Stan para lograr la remisión. Calificó para la prueba y comenzó el tratamiento con un medicamento diario que llamamos "la píldora mágica".
Mientras tanto, a su hermano Rob (un donante perfectamente compatible) se le recolectaron y congelaron sus células madre, con la esperanza de que Stan eventualmente pudiera usarlas.
Después de seis meses y 18 viajes desde nuestra casa en Minneapolis a Houston, Texas, Stan logró una remisión completa y fue evaluado como listo para trasplante. Hicimos las maletas y nos instalamos cerca de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, donde Stan sería trasplantado, a 100 millas de nuestra casa.
El trasplante de Stan fue el 23 de febrero de 2018. Los médicos fueron optimistas y realistas y nos dijeron que la tasa de éxito fue un poco mejor que el 50 %.
Fue un momento muy desafiante, que afectó enormemente el cuerpo de Stan. Les dijimos a los doctores: “¡esto no es para debiluchos!” ¡y estuvieron completamente de acuerdo!
Si bien Stan todavía experimenta problemas relacionados con el trasplante y actualmente está siendo tratado por la enfermedad crónica de injerto contra huésped (EICH), permanece en remisión. Amamos y apreciamos nuestra vida profundamente.
Algunas cosas que han ayudado a Stan a prosperar:
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Camina más de 10.000 pasos diarios. Incluso cuando estaba en el hospital, Stan daba vueltas en la "pista" de 200 pasos alrededor del piso de oncología. Ahora, durante nuestros inviernos en Minnesota, se abriga para caminar afuera o da vueltas en un centro comercial local. Después de ver el régimen de caminata de Stan, uno de sus proveedores de atención médica dijo "¡ese hombre tiene Stan-i-ma!" Le quedó, y ahora Stánima es su apodo.
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A pesar de un pronóstico difícil, Stan decidió concentrarse en ser positivo y optimista. Desde el primer día del diagnóstico, comenzó a registrar sus agradecimientos diarios en un calendario. Estos calendarios ahora empapelan su oficina en casa. El seguimiento de las gratitud ha ayudado a recordarle a él, y a nosotros, hacer que cada día sea bien vivido.
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Stan ha crecido en su fe. Decidimos orar juntos en voz alta cada noche. En nuestras oraciones contamos nuestras bendiciones, oramos por los demás y hacemos nuestras peticiones. Unos seis meses después del viaje, tuvimos un servicio de oración por Stan en nuestra iglesia. Esperábamos un pequeño círculo de unas 20 personas. Nos sentimos abrumados cuando más de 165 amigos y familiares se unieron al servicio y nos brindaron el apoyo más importante que podían ofrecer.
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Stan comparte su historia. A través del sitio web CaringBridge, mantenemos informados a nuestros amigos y familiares sobre lo que está sucediendo. Más de 1200 personas diferentes han visitado el sitio de Stan, y muchas han publicado palabras de aliento. Qué increíble vía de apoyo. También buscamos formas de apoyar a otros en un viaje de salud que amenaza la vida, ofreciendo nuestra historia como esperanza y aliento.
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Desde el diagnóstico, Stan elige un tema para su vida cada año.
- En 2017 Stan eligió RESURGIMIENTO
- En 2018: PROSPERAR
- En 2019: MÁS FUERTE
- En 2020: AVENTURA
- En. 2021: VITALIDAD
- En 2022: ¡ESPON-TENCIONAL!
Estas consignas le recuerdan lo que quiere elegir intencionalmente para su segunda oportunidad en la vida.
Si bien hubiéramos deseado que el cáncer nunca hubiera entrado en nuestras vidas, podemos decir honestamente que, en muchos sentidos, hemos mejorado gracias a él.
