

Tanto quienes han tenido que someterse a un trasplante como sus seres queridos han pasado por una experiencia abrumadora. Es posible que, cuando esté listo para seguir con su vida, se sienta diferente: diferente de quienes le rodean y diferente de quien usted era antes.
Sobrevivir puede darle una nueva perspectiva de vida, nuevos intereses y nuevas prioridades. También puede implicar que tenga que acostumbrarse a vivir con los efectos secundarios. Aunque la mayor parte de estos desaparecerán un año después del trasplante, algunas personas tendrán que adaptarse a los efectos secundarios a largo plazo.
Quienes se han sometido a un trasplante se alegran de saber que la vida les ha dado una segunda oportunidad. Sin embargo, para protegerse a largo plazo, necesitarán un buen entendimiento del tratamiento al que se sometieron y del riesgo de desarrollar complicaciones más adelante. También es necesario trabajar junto con los profesionales sanitarios que controlarán los efectos a largo plazo del trasplante.